Desde el siglo XII, los templarios fueron una orden militar y monástica fundada con el objetivo de proteger a los peregrinos durante su viaje a Tierra Santa. A lo largo de los siglos, la orden ganó gran poder y riqueza, lo que despertó la envidia de muchos. En 1307, el rey de Francia, Felipe IV el Hermoso, los acusó de herejía y los arrestó. Aunque algunos templarios lograron huir, la mayoría fue torturada y quemada en la hoguera. A partir de entonces, la orden fue disuelta y sus bienes confiscados. Aunque el Papa trató de defender a los templarios, no pudo hacer mucho para impedir su caída. En España, la orden de los Templarios siguió existiendo hasta su supresión definitiva en 1312.